La ira no podía describir completamente cómo se sentía Qie Ranzhe en este momento. Una tormenta violenta se gestaba dentro de él sin punto de salida, como una olla a presión sin manera de liberar la presión acumulada que se aproximaba a una explosión. Qie Ranzhe estaba a segundos de estallar en ira, aferrándose al último hilo de autocontrol, apenas manteniendo la compostura.