Mientras Wen Qinxi se dirigía a la capital, Qie Ranzhe ya llevaba una quincena en ella y había mandado a buscar a Machu para que se uniera a él, dejando a Shuen a cargo del refugio. Todavía le enfurecía pensar en Lin Jingxie estando con Lee Jienjie, luchando contra el impulso de ir a buscarlo. Se contuvo porque era mejor esperar a que la presa viniese a él, ya que tendría una ventaja incomparable en su propio terreno con el gremio respaldándolo. Enfrentarse a Lin Jingxie en su ciudad natal no le sería favorable, ya que ese era el territorio de la familia Lin.
Silenciosamente soportaba la espera contando los días hasta el examen imperial. Para pasar el tiempo, entrenaba sin parar con otros miembros del gremio en la arena. Siempre que mostraba su rostro en los campos de entrenamiento, los aprendices tenían ganas de saltar la pared y huir, ya que sus sesiones de entrenamiento no solo eran largas, sino también duras, dejando al desafortunado oponente tendido en el suelo, incapaz de mover ni un solo dedo cada vez.
Hoy era uno de esos días en que Qie Ranzhe estaba hostigando a una infortunada víctima en la arena. Estaba completamente comprometido en un combate cuerpo a cuerpo con el miembro del gremio clasificado en cuarto lugar, y no se dio cuenta de que un grupo de hombres se acercaba a las gradas mirando hacia abajo, hacia la arena.
Entre el grupo había un hombre vestido con ropas doradas bordadas con un dragón rojo en la espalda. Sus prendas eran de la más alta calidad y exigían respeto dondequiera que fuera. Esta persona no era otro que el Emperador Qie en persona. Detrás de él había un joven vestido con sofisticadas ropas azul marino y brazaletes de plata, con su rostro juvenil irradiando aristocracia. Sólo podía ser el Príncipe Anzhie.
El par padre e hijo conversaban asuntos variados con el Viejo Chen. Inicialmente, el Príncipe Anzhie no estaba destinado a estar allí, pero después de oír a su padre hablar constantemente sobre este heroico miembro del gremio, simplemente tenía que echar un vistazo. El gremio Ye Lang era el baluarte personal del emperador, leal solo al trono del dragón. Mientras uno tuviera el apoyo del gremio Ye Lang, podría mantenerse en el poder sin importar qué. Por lo tanto, tenía que estar en buena relación con este viejo pedante si quería ser emperador en el futuro.
—El Príncipe Anzhie sabía que al Viejo Chen nunca le había caído bien, así que esperaba acercarse a su sucesor. Si algo desafortunado le sucediera al viejo pedante, este segundo al mando asumiría naturalmente su lugar. Esto motivó a Qie Anzhie a hacerse amigo de esta persona. Tan pronto como llegaron a la arena, tanto el Príncipe Anzhie como el Emperador Qie se sorprendieron al ver a un joven que apenas salía de la adolescencia. Al ver sus habilidades de lucha no tan impresionantes, el Príncipe Anzhie frunció el ceño preguntando: "¿Este es el segundo mercenario más clasificado en el gremio? Sus habilidades no son tan impresionantes como se rumorea—dijo señalando hacia la arena.
—El Gran Maestro no se molestó en mirar al Príncipe diciendo: "Esto es meramente un combate amistoso, le está dando algunos consejos al Cuarto. ¿A su alteza le gustaría intentarlo? Estoy seguro de que podría aprender una o dos cosas—El Emperador Qie se echó a reír con los ojos fijos en la figura distante, sus ojos rebosantes de admiración. "No esperaba que fuera tan joven. No creo que mi hijo sea capaz de vencer al segundo al mando del gremio Ye Lang. Traigan a su mercenario clasificado en octavo o noveno lugar, entonces sería una lucha justa—dijo el emperador intentando salvar el orgullo de su hijo—. Él estaba muy consciente de lo que este gremio era capaz de hacer. Aunque había entrenado a su hijo con los mejores maestros, todavía estaba a años luz de enfrentarse a los mercenarios de más alto rango en combate. Incluso compararlo con el mercenario clasificado en noveno lugar era exagerado.
—Por supuesto, el Príncipe Anzhie no apreciaba la amabilidad de su padre, sino que la tomó como una clásica provocación de "no es lo suficientemente bueno" y, por impulso, saltó a la arena. En unos pocos pasos alcanzó a la pareja e inmediatamente atacó a Qie Ranzhe, haciendo que el Cuarto retrocediera. Estaba a punto de someter al Príncipe Anzhie, pero el Viejo Chen le hizo señas para que se hiciera a un lado.
—Qie Ranzhe, quien había sido atacado de la nada, no fue para nada cortés y asestó un puñetazo en la mandíbula del Príncipe Anzhie. El golpe fue suficiente para hacer que el impulsivo príncipe viera estrellas en plena luz del día mientras su visión se nublaba, pero pronto se recuperó y observó atentamente aquel rostro que se parecía al de su padre. Confundido, casi llamó padre, pero se tragó sus palabras cuando miró hacia las gradas. Su padre todavía estaba allí arriba, mirándolos. Volvió a mirar a Qie Ranzhe y dijo: "¡Tú!—sin palabras—, "¿Quién eres?"