```
Cuando Gu Luoxin pensó en cómo tenía que compartir una habitación con un jugador aún más divino que Shen Nianzu, sus piernas se convirtieron en gelatina y su visión se oscureció por un instante. ¡¿Y si Noir de repente lo encontraba irritante y decidía asesinarlo mientras dormía?!
Su mirada llorosa cayó involuntariamente sobre el gato negro, que se acomodaba cómodamente echado en el hueco de sus brazos como un pequeño bebé peludo, y de repente, tuvo la corazonada de que su supervivencia durante los próximos cinco días dependía de las pequeñas y poderosas patas del felino.
—Pequeño anciano— no, ¡Pequeño Maestro Lucius! —Gu Luoxin se aferró a la pata delantera del gato fuertemente —definitivamente no aprovechó para amasar las blanditas almohadillas unas cuantas veces— y suplicó con lágrimas en los ojos—. Te cuidaré bien así que... ¡por favor! ¡Por favor di solo palabras amables a tu dueño! ¡Mi vida y muerte dependen de ti ahora!
—Lucius: "...¿Miau?"