—Si descubrir la identidad de Jin Jiuchi era como ser golpeado por un rayo, entonces saber que el hombre de cabello plateado frente a él era el pequeño niño adorable al que había protegido ardientemente en el Ciclo, era como detonar una bomba nuclear en la mente de Gu Luoxin.
—Se agarró más fuerte al marco de la puerta, ya que era la única manera de evitar caer de rodillas. Miraba boquiabierto a Shen Nianzu, tan impactado que no podía formar una frase coherente. ¿Tú... cómo...?
—¿No era la diferencia demasiado abrumadora? En su memoria, Shen Nianzu era un chico ordinario sin características notables, alguien que fácilmente podía mezclarse con cualquier multitud. Pero este hombre frente a él... ¡era como un ángel en persona!
—Shen Nianzu escuchó el sonido de una puerta que se abría en el pasillo y preguntó a Gu Luoxin, "¿Podemos entrar primero?"