Mientras tanto, fuera del apartamento.
—¿¡Qué quiere hacer el Hermano Yang?! —Xinxin se agarraba el cabello, confundido y desconcertado a partes iguales—. ¿¡Por qué está entrando de nuevo?!
—Nian presionó una mano contra su frente, con los dientes fuertemente apretados—. Quiere salvar a esas criaturas de pesadilla...
—¡¿Qué?! —Xinxin gritó sorprendido.
El hecho de que existiesen no solo una sino tres criaturas de pesadilla que se sacrificaban para salvar a los jugadores era nada menos que un milagro... ¡pero lanzarse de cabeza al peligro para salvar a esas mismas criaturas era simplemente una locura! Eran parte del Ciclo, ¡y si vivían o morían no tenía nada que ver con los jugadores! ¿Quién sería tan estúpido para arriesgar su propia vida para salvar a las criaturas que podrían matarlos en cualquier momento?
Ah, es cierto, ese tonto no era otro que Yang– no, Jin Jiuchi.