—¿Tu matrimonio? —fue Cristina Farencrim quien alzó una ceja. Estaba sentada junto a Philip y era la siguiente en ser presentada. No le gustaba Evangelina pero odiaba aún más a Gabriella por el poder que ella ostentaba o a Samayra.
Su esposo estaba vivo pero postrado en la cama debido a una extraña enfermedad. Aunque podía hablar y por eso mantenía todo el mando. Ella realizaba todas las tareas pero nunca recibía crédito por ello.
Su esposo no la apoyaba como Philip a su esposa y tampoco había muerto como el de Samayra. En estos días, la gente le había dado un nuevo apodo. Marioneta de Dane y lo odiaba con toda su alma.
Ella era su esposa, la gerente de las haciendas. Su representante y su comunicadora, sin embargo, solo la llamaban esclava. ¡Qué crudos eran! ¡Crueles hasta el fondo! Ella albergaba ese pensamiento todo el tiempo mientras el duque y el conde Philip mostraban su afecto en la reunión como si compitieran por el título de mejor esposo.