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—¿La bodega?
—Sí, donde se almacenan los mejores productos. Como vinos, chocolates, frutas exóticas y raras, y queso —Evan explicó como si tratara con un niño pequeño, su rostro tenía esa mirada paciente que enfurecía a Diana. Ella había pensado que sólo ordenaría y la criada buscaría cosas en la bodega. Pero esto también era bueno. Podía presentar una imagen de gran esfuerzo.
—Muy bien, iré a la bodega —asintió y siguió a la criada. La criada la llevó a la bodega subterránea a través de una pequeña puerta de madera en la cocina.
Frunció la nariz y se cubrió la boca con las manos.
—Este lugar está lleno de polvo. ¿Alguna vez lo limpian? No puedo creer que el personal del palacio del duque sea tan incompetente. Esperen, le pediré a su gracia que los despida a todos —miró a la criada como si todo fuera su culpa y la amenazó con cada paso que daba dentro.