Era la mujer más seductora, audaz y bella que jamás había visto. Pero eso no significaba que no fuera peligrosa. Sus ojos indicaban que no dudaría en echarle toda la culpa a él y de repente se dio cuenta de por qué había sido elegido entre todos esos solteros potenciales.
Cuando sus ojos se abrieron de par en par, ella sonrió con suficiencia y asintió para confirmar sus pensamientos.
—Tú... No lo dejaré pasar. Lo haré —no sabía qué haría. Los Downshire son demasiado fuertes, ricos y poderosos. Su padre no lo apoyaría. Sus labios se torcieron y se sintió con ganas de llorar cuando llamaron a la puerta nuevamente, esta vez con más fuerza.
—Vete ahora. Abre la puerta, no les digas quién eres y simplemente sal de la habitación. Si preguntan algo, diles que no te gusto y yo salvaré tu trasero de mi familia —prometió ella extendiendo sus manos cuando llamaron a la puerta con más fuerza.