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—¿No me dirás que quieres repetir los eventos de anoche aquí, en este momento? —Eva se quedó helada. Alzó la cabeza para encontrarse con sus ojos oscuros y peligrosos y tragó saliva. El miedo comenzó a invadirla. Se veían tan malditamente intimidantes.
—Yo... ¿pasó algo? —Tal vez su cuerpo estaba ardiendo, por eso sus dedos estaban calientes. Tal vez todo fue una ilusión justo como anoche cuando había oído a un niño sollozando en su habitación. Cuando había oído al niño confesar que era un demonio.
Todo estaba en su mente. Quizás necesitaba descansar. El último mes había sido agotador y había estado en una batalla continua de ingenios y había sufrido muchas heridas. Quizás debería tomarse un descanso. La confusión centelleó en sus brillantes ojos cuando él los atravesó con su mirada.
Él se dio cuenta de que ella había sentido algo pero solo se alivió de que ella no lo creyera.