El rostro de Cherie se iluminó con ese pensamiento. Sus ojos brillaron como si ella fuera la que estuviera teniendo un hijo aquí.
—¿Debo llamar al médico? Él lo confirmaría para nosotras. —Podría haber otro factor como un retraso menstrual o tensiones que hubieran detenido su ciclo. No era raro, pero cómo deseaba Cherie que Eva estuviera embarazada.
—No, y nadie debe saberlo. Ni siquiera Damien ni otras criadas. Vas a guardar este secreto, Cherie. —ella advirtió. Sus expresiones eran tan frías que dejaron atónita a Cherie por un segundo. Ella había pensado que la duquesa estaría más feliz y emocionada con la noticia, pero parecía como si hubiera comido algo asqueroso que ni podía escupir ni tragar.
Nunca había visto a Eva comportándose tan fríamente.