Una ráfaga de balas atravesó la tranquila tarde.
—¿Sabes cuál es la definición de locura? —preguntó Ye Yao Zu mientras observaba a la criatura que acababa de abatir levantarse nuevamente, las heridas en su cuerpo sanando justo frente a él.
—Pues no, Doctor Phil, no lo sé. ¿Quieres decírmelo? —bromeó Si Dong mientras se esquivaba del alcance de la criatura. Las largas garras negras estaban tan cerca de su rostro que pudo sentir la brisa que creaban al apenas rozarlo.
—Hacer lo mismo una y otra vez, esperando resultados diferentes —continuó Ye Yao Zu mientras tomaba su cuchillo táctico y lo clavaba en la sien de la criatura frente a él.
—¿Entonces sugieres que dejemos las armas y hablemos de nuestros sentimientos? —preguntó Bai Long Qiang.
—Dice el hombre que no ha tenido su arma desde ayer —se rió Fan Teng Fei—. ¿Tienes idea de lo difícil que fue para mí conseguir esas armas?