Al escuchar la pregunta de Xu Xiang, Mu Yucheng se atragantó. La miró con los ojos muy abiertos mientras su rostro sonrojado se volvía aún más rojo, y tartamudeó:
—T.. ¡Tú– Tos! Tos! ¡Tú– Tos!
Xu Xiang le dio unas palmaditas en la espalda suavemente y sonriendo dijo:
—Está bien, está bien. No te molestaré. Respira hondo.
Tras terminar de hablar, miró a Hu Wenfeng y preguntó:
—Segundo príncipe, ¿has recuperado tu conciencia?
Hu Wenfeng levantó la vista y vio a dos personas mirándolo. Metiendo la faja en el bolsillo de su manga, Hu Wenfeng escondió sus nueve colas y orejas de zorro. Tosió ligeramente y murmuró una respuesta.
—Mhm.
Luego caminó frente a Xu Xiang y Mu Yucheng, y dijo:
—Lamento las molestias.
Xu Xiang asintió y dijo:
—No hay problema. Ahora que te has calmado, busquemos una manera de salvar a Huan Yun.
Al escuchar lo que ella dijo, Hu Wenfeng asintió con la cabeza. Justo cuando estaba a punto de hablar, notó que Mu Yucheng lo miraba con ojos extraños.