Punto de Vista de Kat
Al igual que había hecho con el anciano y su hija en aquel caserío, le di una rápida olfateada a mi comida y bebida, asegurándome de que no estuviera adulterada con algo que pudiera ponerme en una situación terrible.
Todo lo que podía oler era el aroma tentadoramente perfecto de un filete sellado cubierto con un chorrito de limón y sazonado con una mezcla de hierbas, mientras que el tarro de cerveza era dulce y suave.
Y, tal como en el caserío, observé a los camareros y comensales de este restaurante, asegurándome de que ninguno de ellos esperaba con anticipación a que empezara a comer.
Después de unos momentos de observar a mi alrededor y de probar preliminarmente mi comida, me abalancé sobre el filete con voracidad, la falta de alimentos reales y cocinados me puso en una especie de frenesí mientras lo devoraba, aunque con modales.