—Miramos hacia arriba, al gran monte que albergaba la ciudad de Nogart, completamente en ruinas; lo cual, a estas alturas, era de esperarse, ya que parecía que la criatura disfrutaba destruir todo a su paso cada vez que llegaba a su destino.
—Una parte del propio monte había sido esculpida y utilizada para enterrar un tercio de Nogart bajo grandes rocas y piedras sueltas, y no teníamos idea de si fue a propósito o un accidente.
—De cualquier forma, subimos por el sendero y caminamos sobre las puertas despedazadas y astilladas que habían caído al suelo tantas lunas atrás, dando nuestros primeros pasos en la ciudad capital de uno de nuestros enemigos.
—Una ciudad que se reconstruiría y se reutilizaría para el Imperio en adelante debido a su ubicación estratégica y al acceso a las montañas ricas en minerales que la rodeaban.