Punto de Vista de Jahi
Al frente del camino hacia la mansión que se asentaba sobre la ciudad de Huran, fruncí el ceño ante el silencio que impregnaba el aire.
Ni brisa, ni sonidos de insectos o animales, nada.
Lo cual era extraño.
Una ciudad tan abierta como Huran tendría una brisa perpetua en estas llanuras, mientras que una carnicería tan extendida y los cadáveres disponibles habrían atraído enjambres de moscas y otros carroñeros, y sin embargo... nada.
El sol brillaba en lo alto, acelerando la putrefacción de los cadáveres, y sin embargo ni una sola larva se retorcía dentro de la carne de los humanos muertos, ni un solo buitre volaba en busca de una comida fácil.
Ningún ratón o rata corría a través de las largas hierbas alrededor de la ciudad, ni ninguno de los topillos aprovechaba esta oportunidad libre para saquear los diversos jardines de hierbas abandonados.