—Con Anput liderando el camino, comenzamos el ascenso de la Torre del Mago, escuchando los gritos de los diversos soldados apostados dentro mientras se preparaban para recibirnos en cada piso.
—Manteniendo su escudo listo, Anput levantó su larga lanza mientras subía las escaleras constantemente, Iaso justo detrás de ella, dándole un Manto de Agura para ayudar a mitigar cualquier daño que pudiera recibir.
—Liga estaba en el medio, sus manos iluminadas con un resplandor verde esmeralda, mientras Leone estaba frente a mí con las manos brillando en rojo, ambas mujeres listas para lanzar hechizos en cualquier momento.
—Finalmente, yo cerraba la marcha, un puñal sostenido con soltura en una mano mientras la otra jugaba con la configuración de runas para un hechizo, alternando entre un hechizo de curación y uno defensivo; cualquiera que fuera necesario, podría lanzar.