```
Cuando me desperté a la mañana siguiente, me dediqué a preparar una comida abundante para todos, decidiendo hacer pancakes, simples pero efectivos.
Mantenía los de todos sin adornos debido a la restricción de tiempo, estaba a mitad de darle la vuelta a uno cuando escuché un golpe en la puerta, interrumpiendo mi ritmo.
Dejándolo cocinar, me alisé el vestido de sirvienta y me acerqué a la puerta, preguntándome quién estaría ahí.
Con un cuchillo de chef aún en mano, miré a través de la pequeña abertura en la puerta, mis ojos se agrandaron por la sorpresa.
En la puerta había unas mujeres, cada una de ellas conocida por mí.
La Emperatriz estaba en el centro, su vestido blanco inmaculado y su venda resplandecían en la luz del amanecer.
A su lado estaba Lady Lorelei Presa, la madre de Leone, su vestido gris complementaba su cabello, recogido en una trenza.
Del otro lado de la Emperatriz estaba la Sultana, la alta y esbelta Chacalina con su vestimenta negra habitual y su velo.