Al ingresar a la nueva caverna, todos miramos alrededor con interés, contemplando la antigua ciudad que se extendía frente a nosotros.
Los edificios eran principalmente de un solo piso, poco más que pequeñas cabañas dispersas en el paisaje oscuro.
Sin embargo, había algunos edificios más grandes, todos situados en el centro.
El más alto tenía tres pisos, y las paredes parecían estar grabadas con algo, pero estábamos demasiado lejos para ver exactamente qué era.
—Los Lagarméridos parecen estar patrullando esta ciudad... Extraño...
El murmullo de Leone nos hizo asentir a todos; era raro ver a estos monstruos simplemente caminando por rutas específicas, con sus armas sostenidas con soltura en sus manos mientras barrían con la mirada las áreas.
También parecían ignorar los sonidos de la lucha de ciertas áreas, casi como si estuviera fuera de su alcance; echaban un vistazo en esa dirección, gruñían entre ellos, antes de encogerse de hombros y continuar.