Saliendo de la gran Academia, nos dirigimos de nuevo al pueblo, tan concurrido como lo estaba a primera hora de la mañana.
—Jahi, necesitamos conseguir comida...
Ella se volteó hacia mí, frunciendo los labios mientras se miraba el cuerpo, antes de encogerse de hombros.
—No tengo mucho dinero encima ahora mismo...
Leone levantó su mano, mostrándonos un bolso casi repleto.
—Podemos usar esto.
Jahi se acercó a ella, atrayéndola a un abrazo mientras rozaba su mejilla con el cabello de Leone.
Sonrojada, la Vampiro se inclinó hacia la Demoness, atrayendo algunas miradas mientras los transeúntes observaban con curiosidad.
Suspirando, tomé la bolsa de su mano, mirando hacia atrás a las tres mujeres mientras preguntaba —¿Entonces voy a comprar solo o...?
Eso hizo que Jahi entrecerrara los ojos, mirándome antes de negar con la cabeza.
—¿Crees que te dejaré fuera de mi vista en una ciudad? ¿Después de lo que pasó hace casi dos años? No, no vas a salir solo...