Anput abrazó a Jahi durante mucho tiempo, obligando a la diablesa azul a zafar al Chacalino pegajoso con un gruñido.
Hizo un puchero hacia Jahi, solo para luego mirarme, acercándose a mí con un quejido.
—Kat… Jahi no me quiere —hizo un puchero hacia Jahi, solo para luego girarse hacia mí con un quejido.
Me reí, y Leone quitó su rostro de mi cuello, observando a Anput con los ojos levemente entrecerrados.
Al ver libre a Jahi, Leone me soltó de su abrazo y se acercó a Jahi con pasos vacilantes.
Anput y yo reímos al ver cómo Jahi la arrastraba a un abrazo apretado, acariciando su largo cabello cenizo.
Mientras la mujer vampírica y curvilínea se acurrucaba entre los brazos de Jahi, sentí cómo Anput me rodeaba la cintura con sus brazos, atrayéndome hacia sí con una sonrisa.
Su nariz se movía lindamente mientras me olfateaba, antes de susurrar:
—No puedo esperar a probarte —una de sus manos bajó más, solo para reír cuando le di un pellizco fuerte en su cintura expuesta.