—Mi bebé... lo siento...
—¡Alice!
—¡Aléjate de ella conchetumare!
—¡Madre!
Un torbellino de gritos resonó en la mente de Alice. Sonidos de pánico, tristeza y enfado.
Lentamente abriendo sus ojos, Alice bostezó antes de estirar su cuerpo. Rascándose el cabello, pudo recordar brevemente los gritos que había oído antes de despertar.
Hacía tiempo desde la última vez que había soñado con el pasado de esta manera.
«Probablemente fue otra vez mi cumpleaños...», pensó Alice con un suspiro.
Sacudiendo su cabeza, examinó su cuerpo. Después de un buen descanso, se sentía mucho más enérgica.
Activando sus Sigilos, vio que habían regresado a su estado original y el poder de Tiamat había desaparecido.
«Parece que hay un límite de tiempo para la modificación».
Mirando a su alrededor, vio que todavía estaba durmiendo en el sofá mientras Kaden y Allura no estaban por ninguna parte.