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Sentada en una rama de árbol, Alice no pudo evitar suspirar al mirar a su alrededor.
Se encontraba actualmente en el corazón de un pantano turbio. El aire estaba lleno del olor de la descomposición y los cuerpos en descomposición. A su alrededor, incontables árboles rotos se alzaban hacia el cielo con sus dedos marchitos mientras partes del tronco se hundían en el pantano.
A pesar de la luz de la luna que estaba siempre presente en el Abismo, el pantano estaba lleno de una niebla verde enfermiza que amenazaba con corroer la piel y la carne.
Ubicada en medio de los árboles marchitos había una choza solitaria en ruinas con tablones rotos y un puente que se ramificaba hacia diferentes partes del pantano.
Sin embargo, ella no estaba aquí para admirar este paisaje. Su objetivo yacía en las aguas turbias que rodeaban esta choza.