Mientras el Vagabundo Estelar sobrevolaba los cielos, su colosal forma proyectaba una sombra sobre las tierras de abajo. La gente que vivía en el puerto levantaba la vista y agitaba sus manos mientras la gigantesca bestia abandonaba su ciudad.
Disfrutando de la vista de los alrededores mientras ascendían más allá de las nubes, Alice tomó una profunda inspiración y sonrió.
Quizás esto era lo que se sentía al ser libre. La capacidad de disfrutar de un simple paisaje sin preocupaciones.
Este pensamiento solo reafirmaba su deseo de volverse más fuerte para poder deshacerse de la familia Zenia.
—¿Volvemos ya? El espectáculo panorámico ha terminado —preguntó Alice mientras Ria asentía con la cabeza.
—Claro. Tenemos alrededor de una semana para disfrutar de todo lo que este dirigible tiene para ofrecer —Ria se frotaba las manos con expectación, mientras que Alice solo podía suspirar.
