—¡O se van ahora o quemaré todo hasta el puto suelo! —gritó Alicia mientras levantaba su espada sobre su cabeza.
El repentino aumento de la intención de matar atrajo la atención de todos mientras algunos de los comerciantes fruncían el ceño ante su amenaza.
—¿Quién demonios te crees que eres? Eres solo un Cazador independiente. ¿Incluso puedes pagar los daños causados a mis mercancías? —replicó uno de ellos. Justo cuando terminó su frase, una hoja de sangre apareció al lado de su cabeza.
—Soy la persona que intenta salvar sus vidas. Si valoran sus mercancías más que su puta vida, ¡entonces sigan empacando! ¡Todos los demás que quieran vivir dejen de empacar y prepárense para irse! La plaga está justo detrás de nosotros, si no nos vamos ahora no podremos irnos en absoluto! —gritó Alicia.
—Ella tiene razón. La plaga detrás de nosotros no es algo que podamos manejar, no importa cuántos Cazadores tengamos —dijo con esfuerzo Griffin mientras se obligaba a ponerse de pie.