Como se esperaba, con Ria ocultando su poder en las pruebas del Gremio, pudo continuar ganando combates sin ninguna dificultad.
Ninguno de los Cazadores de cuatro estrellas a los que se enfrentó la había obligado a retroceder de su posición actual, ya que su abrumador poder de fuego hacía imposible aproximarse.
Mientras observaba las peleas, Alice no podía evitar sentir que algo no estaba bien.
Para ella, un Cazador de cuatro estrellas debería ser más que capaz de hacer que Ria usara más de su poder. Y sin embargo, aquí estaba ella derrotándolos uno tras otro con facilidad.
«Todos con los que luchamos, incluso los de tres estrellas, eran mejores que estas personas. ¿Son realmente tan débiles o están actuando débilmente para aumentar la confianza de Ria?», pensó Alice para sí misma con un ceño fruncido.
Incluso sin Cayla, el movimiento de los Cazadores de cuatro estrellas parecía más bien... apagado en comparación con las luchas que ella había tenido.
