—Ayr... ¿Extrañas tu hogar? —preguntó Alicia, curiosa por saber cómo se sentía Allura. Para ella, nunca tuvo realmente un hogar, así que no entendía ese tipo de anhelo.
—Por supuesto. No hay un día en el que no espere que todo haya sido solo una mala pesadilla. Cómo quisiera volver a los tiempos de paz con todos los que conozco. Desafortunadamente, la realidad es bastante decepcionante y el pasado queda en el pasado. —Allura se encogió de hombros, mostrando una fachada valiente.
Ella era la guardiana de Alicia, alguien que sería su pilar de apoyo. Necesitaba mantenerse erguida, inquebrantable y ser un modelo a seguir para Alicia.
Dirigiéndose al río de agua negra, Allura se arrodilló y sumergió sus manos antes de sacar a Ria.
—¡GAH!!! ¡Dioses! ¡Puedo respirar de nuevo! —gritó Ria, ya que no podía respirar al final de eso.
—¿Cómo fue? ¿Conseguiste la recompensa que querías? —preguntó Allura mientras Ria asentía con la cabeza.