Antes de que Alicia pudiera reaccionar, un pulso de energía empujó todo lejos de la Viuda de Sangre mientras ella se arañaba la cara emitiendo un grito desgarrador.
Los árboles se retorcieron en respuesta y los cielos de repente se tiñeron de un rojo profundo. Era como si hubieran sido transportados a un reino diferente. Sobre ella, una luna carmesí brillaba de manera siniestra mientras incontables zarcillos de sangre explotaban fuera del cuerpo de la Viuda, haciéndole trizas el vestido mientras revelaban el cuerpo espantoso oculto debajo de las telas.
La sangre negra y roja flotaba a su alrededor como una extraña mezcla entre una serpiente y una capa mientras el mundo recibía con gracia su aparición.
Orbes carmesíes se abrían lentamente en su cuerpo, actuando como si fueran ojos, enfocando su mirada en Alicia.