Sacudiéndose las manos, Allura estaba bastante complacida consigo misma. Alice yacía en el suelo, incapaz de moverse. Las restricciones habían llegado a un punto donde ni siquiera podía doblar una rodilla.
En cuanto a Ria, estaba en un estado similar ya que había sido golpeada demasiadas veces por los reflejos del espejo.
—¿Cómo te sientes ahora? —preguntó Allura con una leve sonrisa en su rostro.
Forzándose a levantar la vista, Alice gimió de dolor.
—Terrible.
—Entonces el entrenamiento salió bien. Deberías sentir bastante dolor muscular mañana. Mientras tanto, echemos un vistazo a esta lista para ti. Es una lista de todas las bestias que creo que serían adecuadas para tu segundo Sigilo.
Metiendo la mano en su bolsillo, Allura sacó una hoja de papel y la colocó frente a Alice.