Volví a la realidad lentamente, cada nervio de mi cuerpo zumbando y el vínculo de Caleb conmigo llegando fuerte y claro.
Podía sentir su satisfacción arrogante por haberme dado tanto placer una y otra vez que perdí el conocimiento como resultado. Pero ni él ni Travis llegaron realmente dentro de mí.
Sin saber si debería preocuparme o no por eso, miré hacia Travis, solo para verlo a él y a Caleb reemplazados por Damien y Lucien.
—No llegaron —dije preocupada—. ¿Hice algo mal?
—Esto no se trata de quién llega —se burló Travis, su miembro sobresaliendo entre sus muslos gruesos.
—Eso es una mentira —resopló Lucien a mi lado.
—Lo que tu idiota de lobo estaba intentando decir es que no importa si llegamos o no. Tenemos todo el tiempo del mundo para perdernos en tu cuerpo. Esto se trata de ti. Tu placer, tu felicidad...