—¿Cuándo fue la última vez que pudimos hacer algo así?
—Nunca, si mal no recuerdo —dijo Javir inclinando la cabeza para pensar.
—¡Eso es un maldito crimen! —se quejó Melisa.
—Para ser justos, Mel, no es solo cosa tuya. Simplemente no disfruto mucho bailar.
—Sí, claro —dijo Melisa, sonriendo y mirando a la mujer mayor con los ojos entrecerrados—. ¿Entonces eso explica por qué te aguantas las risitas ahora mismo?
—Disculpa, Señorita Blackflame, pero al parecer no entiendes bien —respondió Javir adoptando un tono excesivamente altivo—. Javir Folden no se ríe a carcajadas. No, ella está muy por encima de tales vulgaridades.
Rompió en una ráfaga de risitas justo ahí cuando Melisa le alcanzó por detrás con su cola y le hizo cosquillas en el costado.
—¡AH! —exclamó Javir envolviéndola en un fuerte abrazo—. Pequeña traviesa...
Por un momento, Melisa olvidó por completo la realidad de la situación actual, mientras fingía escapar de Javir, quien la perseguía por el salón de baile.