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—Raven se lanzó hacia Melisa.
En el proceso, apartó a la fuerza todos los recuerdos que amenazaban con aflorar.
Las charlas temprano en la mañana, las risitas que Raven a menudo contenía, las noches enteras mirando al techo mientras charlaban hasta que una de ellas, normalmente Melisa, se rendía.
Aquí ya no tenían lugar, no más. Eran solo distracciones, debilidades que Melisa podría explotar.
Era Melisa o ella. La organización no aceptaba fracasos. Y Raven no estaba dispuesta a tirar su propia vida por la borda.
La concentración de Raven se estrechó a un punto único, una precisión mortal perfeccionada por años de entrenamiento. Su objetivo era claro:
La vulnerable y expuesta garganta púrpura de Melisa.
Un golpe rápido y todo habría terminado.
Pero Melisa no era la víctima indefensa que Raven había anticipado.
Incluso mientras Raven se acercaba, las ágiles manos de la chica nim se movían, trazando un signo de conjuro en el aire con velocidad de rayo.