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—Creo que eso es suficiente por hoy —dijo, envainando su propia espada—. Has progresado bien, Melisa. Podemos retomar esto en otro momento.
Melisa asintió agradecida.
[¡SALVACIÓN!]
Las dos comenzaron a recoger sus cosas.
—Oye, gracias por tomarte el tiempo de hacer esto por mí, Cuervo. Realmente lo aprecio —expresó Melisa.
—De nada —respondió Cuervo casualmente, sin mirarla.
Mientras Melisa se preparaba para irse, su mirada se detuvo en Cuervo.
[Ella es tan difícil de leer,] reflexionó Melisa. [Definitivamente hay más en ella de lo que parece. Coincido con Javir en eso. ¿Pero peligrosa? Simplemente no lo veo. No me da esa impresión.]
Parte de la razón por la que Melisa la había hecho tropezar antes era para ponerla a prueba. Para ver cómo reaccionaba Cuervo. Pero, si ella fuera una especie de asesina, ¿no habría hecho algo entonces?
[A menos que esté tan segura de que no le haría daño, incluso con mi espada en su garganta como la tenía.]