Melisa estaba sentada en la sala principal de su casa. Sus padres estaban frente a ella, claramente muy pensativos.
Margarita respiró hondo como si se preparara para la conversación que iba a tener.
—Melisa, cariño —comenzó, su voz casi reticente, como si no quisiera enfrentar la posibilidad de lo que Javir había propuesto—. ¿Qué quieres hacer? Me refiero a la oferta de Javir.
Melisa miró hacia abajo, hacia sus manos.
Sus sueños desfilaron ante sus ojos.
—Quiero... —Miró hacia arriba—. Quiero ser una heroína. Me gusta este pueblo, es un lugar agradable, pero...
Tomó un respiro tembloroso.
—No quiero pasar el resto de mi vida aquí.
Melistair se inclinó hacia adelante, su ceño fruncido con preocupación.
—Pero Melisa, escuchaste lo que dijo Javir. El reino humano, no es amable con los nim. Enfrentarás tantas dificultades, tanta oposición. ¿Entiendes? Personas como Golpeador —agregó—, allí serán a montones, y no menos terribles.