Melisa se preparó para la clase.
¿Medias hasta el muslo? Listo. ¿Falda? Listo. ¿Todo lo demás? Esperemos que listo.
Se miró en el espejo del baño. Una sonrisa se dibujó naturalmente en sus labios mientras admiraba su propio rostro.
—Caray, estoy que ardo.
No recordaba haber dicho algo así en su vida anterior. No, si hubiera siquiera considerado permitir que esas palabras se le escaparan siendo Alicia, el mundo mismo quizás le habría cerrado los labios y susurrado "no".
Ahora, sin embargo, Melisa sabía que la mayoría de las personas babeaban al verla. Y, le encantaba.
—... Pero, —añadió rápidamente— siento como si estuviera siendo puesta a prueba ahora.
Una prueba que vino en forma de una chica petite con ojos grises tormentosos y cabello blanco como una capa.
—Solo espera, Su Alteza. Te tendré rodeando mi strap-on en nada de tiempo.
Al salir del baño, encontró a Isabella a punto de salir. Cruzaron miradas y la linda kitsune sonrió.
—¡Ay, mi corazón!