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La sonrisa serena de Xu Feng parpadeó ligeramente mientras se mantenía enraizado en su lugar, sin moverse a pesar de la presencia inquietante frente a él. ¿Era él o la figura espectral quien estaba más calmado? La respuesta seguía siendo esquiva.
Sus acciones deliberadas ocultaban la agitación interna que se arremolinaba dentro de él. Cerró los ojos con una facilidad compuesta, casi como si estuviera en la comodidad de su propia casa, acostumbrado a tales encuentros insólitos en esta otra dimensión.
Sin embargo, dentro de él se desarrollaba una historia diferente, llena de inquietud y preguntas. Todas las preguntas.
Internamente, todo no estaba bien.
No estaba bien.
NO ESTABA BIEN.
La extraña mezcla de mundos chocaba en su mente.
Este es un mundo impregnado de cultura. Genial.
Este es un mundo de cultivación. Genial.
¿Por qué tienen que haber fantasmas?