Antes del pequeño susto que le dio el hombre más alto, Xu Feng estaba reflexionando sobre la precisión de la última acusación de Xuan Yang. Tal vez 1,78 metros no se consideraba bajo o pequeño, pero en comparación con el estirón del otro hombre, había por lo menos 15 centímetros entre ellos.
Para ser justo, él era pequeño para Xuan Yang.
La mayoría de las personas eran pequeñas para Xuan Yang.
Pero nada de eso importaba cuando Xuan Yang aparentemente desapareció justo delante de sus ojos. Normalmente su reacción no habría sido tan grande, pero Xu Feng estaba pensando, no, esperando, que Xuan Yang desapareciera por completo.
Cuando miró hacia arriba y el otro hombre realmente había desaparecido, una ola de arrepentimiento lo invadió.
Xu Feng todavía podía oír su corazón latiendo en su pecho, el sonido resonando en su cabeza. Él no estaba bien.
Si Xuan Yang realmente desapareciera, Xu Feng nunca podría perdonarse.
Él lo amaba.
Él, Xu Feng, lo amaba, a Xuan Yang.
