Xuan Yang y Xu Feng se miraron a los ojos. La habitación era demasiado seria para el gusto de Xu Feng, así que hizo lo que mejor sabía hacer. Xu Feng rompió el silencio con una pregunta que cortó la atmósfera cargada.
—¿Ya te estás enamorando? Tu amante es el siguiente en ser mi esposo, así que no te enamores demasiado; pronto pasaré al siguiente.
La expresión de Xuan Yang permaneció inalterada, pero la atmósfera entre ellos pareció desinflarse, las chispas de tensión desapareciendo.
—Eh —Xuan Yang se aclaró la garganta, su mirada fija en Xu Feng.
Xu Feng no quería revelar los escondites secretos en su cama ni permitir que un cierto aroma se difundiese en la habitación, así que se quedó lo más quieto posible.
Permaneciendo sentado en su silla prestada, Xuan Yang continuó mirando al ger, sus pensamientos ocultos bajo una fachada compuesta.
—La Señora Xuan estaba furiosa —comenzó, dejando que Xu Feng absorbiera la nueva información—. Actuaste con inteligencia.