En la habitación iluminada por la luz de vela, Xu Feng podía sentir cómo su corazón se aceleraba mientras el joven maestro se inclinaba más cerca, su cálido aliento rozando la nuca de Xu Feng.
Comenzó como un ligero aleteo, como plumas bailando sobre la piel. Los pelos de su nuca se erizaron, respondiendo a la gentil caricia de su aliento.
El aliento de Xu Feng se quedó atrapado en su garganta y sus sentidos se agudizaron. Era un hormigueo que se extendía lentamente, como ondas en el agua.
Sus párpados aletearon mientras la sensación de hormigueo se profundizaba, era como si el tiempo se hubiera suspendido y el mundo se hubiera reducido a este único punto de contacto.
Xuan Yang se repitió con voz más baja, —Concéntrate.
Un escalofrío de emoción recorrió su espina dorsal, despertando un deseo animalístico que estaba dormido dentro de él. Agarró las ropas rojas profundas del otro hombre.