Jian Wushuang permaneció dentro del Lugar Sagrado, sumergiéndose en el Dao de la Matanza, sin tener idea de que estaba siendo objetivo del Emperador Monstruo de Armadura de Cristal.
Diez días pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Durante esos días, se acostumbró más al Dao de la Matanza. Ahora, podía usar su poder con mucha más facilidad.
Sin embargo, sabía que esto era solo un progreso menor y que aún tenía un largo camino por recorrer. Hasta ahora, solo podía usar el poder del Dao de la Matanza por sí solo. Todavía no podía combinarlo con sus otras habilidades.
—Han pasado diez días. El Maestro del Templo Iceberg debe estar perdiendo la paciencia, así que es hora de darle una respuesta —Jian Wushuang sonrió y fue a encontrarse con el Maestro del Templo Iceberg.
Entre los palacios que cubrían la montaña en el Lugar Sagrado, había uno escarlata, y el dueño de ese palacio era naturalmente el Maestro del Templo Iceberg.
