—¿17 Maestros del Templo? —Jian Wushuang sonrió.
Los Maestros del Templo tenían una posición suprema en la Liga Exterminadora de Monstruos. No era fácil reunirse con ninguno de ellos, mucho menos con 17 Maestros del Templo.
Incluso si el Emperador Serpiente Dorada gastara toda su riqueza, sería imposible encontrarse con tantos Maestros del Templo.
Lo más importante, los Maestros del Templo podrían no prometer nada incluso si él pudiera pagar el precio.
—Por supuesto, él no puede hacer nada públicamente. Pero podría encontrar la oportunidad de matarte en secreto —dijo Qing Huo.
Si el Emperador Serpiente Dorada utilizaba algunos medios secretos, siempre que no fuera descubierto por los demás, nadie podría culparlo.
—Tomaré las medidas que la situación requiera. Estoy preparado para él, ya sea que sus acciones sean abiertas o secretas —respondió Jian Wushuang con calma. Había probado la fuerza del Emperador Serpiente Dorada en la lucha anterior con él.
