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—Tantas Bestias Demoníacas —observó Fang Han con una expresión seria antes de girar para enfrentarse a Jian Wushuang—. Jian Wushuang, contamos contigo.
—Déjamelo a mí —respondió seriamente Jian Wushuang y luego avanzó.
Hum... Un vasto Río de Sangre se expandió a una velocidad alarmante y cubrió el campo de batalla en un instante.
El poderoso Reino oprimió a las Bestias Demoníacas más débiles, obligándolas a caer directamente al suelo. Incluso las Bestias Demoníacas más fuertes estaban aún grandemente restringidas.
—¡Matarlas! —ordenó Fang Han en voz baja. Los sargentos del Séptimo Ejército inmediatamente se lanzaron ferozmente sobre las Bestias Demoníacas.
—Jaja, hermanos, nuestros refuerzos están llegando. ¡Vamos a matar a esas malditas Bestias Demoníacas! —gritó el comandante del Sexto Ejército. Inmediatamente cooperaron para luchar contra las Bestias Demoníacas.
Jian Wushuang controlaba el Reino y se lanzó al campo de batalla al mismo tiempo.
