—No esperamos que nos ayudes. Estará bien siempre y cuando no nos estorbes —dijo el Señor Ala Plateada a Jian Wushuang.
El Señor del Sable de Hierro le dirigió a Jian Wushuang una mirada casual, su expresión claramente indicaba que no tomaba en serio las palabras de Jian Wushuang.
Viendo esto, Jian Wushuang forzó una sonrisa.
Todo era porque solo estaba en el Reino Santo, lo que provocaba el desprecio de los señores.
—El Señor Ala Plateada no conoce mi verdadera fuerza de combate y que no soy más débil que él —pensaba Jian Wushuang para sus adentros—. El Señor del Sable de Hierro es un señor avanzado, así que no soy rival para él, pero estoy seguro de que al menos tendría una oportunidad contra el Señor Ala Plateada, ya que él es un señor intermedio.
Justo entonces...
—¿Eh? —El Señor del Sable de Hierro de repente volteó su mano, revelando una Lámina Mensajera.
La lámina empezó a arder por sí misma instantáneamente.
