—Jian Wushuang no respondió a la pregunta del señor, simplemente lo miró fríamente.
—He estado en esta mansión durante bastante tiempo y aún no he tenido mi oportunidad para el tesoro, ¡pero aquí estás tú con la mejor suerte de todas! —Señor de la Colina Negra sonrió cruelmente—. Muchacho, tu vida tiene mucho valor en nuestro campamento.
—Así que será una exploración gratificante con tal de que te mate.
—El señor sostenía una larga lanza negra en su mano mientras hablaba, y su poder emergente revelaba su naturaleza como un arma mágica de primer grado.
—Lleno de deseo de matar, el Señor de la Colina Negra se movió.
—¡Zumbido!
—La lanza atravesó el vacío y se acercó a Jian Wushuang como un fantasma negro. Girando, se dirigió a la garganta de Jian Wushuang como una serpiente a su presa.
—Fue un golpe rápido, mucho más rápido que el que podría hacer un experto en el Reino Santo.
