Cuando Justin la oyó murmurar, respondió:
—Porque este lugar pertenece a un tal BusyBaron. Sin previo aviso, la levantó en sus brazos sin esfuerzo.
Natalie, sobresaltada, instintivamente rodeó su cuello con los brazos y lo miró fijamente, en shock. —Entonces... ¿tú eres BusyBaron?
—¿Quién más crees que tiene el poder de comprar la propiedad más cara de la ciudad, justo bajo las narices de todas esas familias adineradas de la ciudad que se pelean por ella? —Justin respondió, con un tono de arrogancia—. Debía ser alguien nuevo y misterioso de otra ciudad. No podía ser otro que Justin Harper.
Natalie casi rodó los ojos ante su descarado narcisismo, pero al mismo tiempo, se sintió tonta por no haberlo descubierto antes. Había oído los rumores sobre alguien de fuera de la ciudad que compró la propiedad, un movimiento que había herido el orgullo de las familias élite de la ciudad.