—Aquí está el contrato —dijo el hombre, colocando un montón de papeles ordenados cuidadosamente frente a ella—. Siéntete libre de leerlo de nuevo y firmar a tu propio ritmo. Saldré para atender algunos asuntos mientras lo revisas.
—Oh, no hay necesidad de leerlo de nuevo; nuestro equipo legal ya lo ha aprobado —respondió Briena con confianza, tomando el bolígrafo para firmar. Sintió una oleada de urgencia, preocupada de que algo pudiera cambiar si se demoraba.
El hombre asintió, manteniendo su compostura calmada. —De acuerdo.
Briena firmó cada página donde estaba indicado, terminando con una sensación de satisfacción. —Prepararé otra copia y te la enviaré pronto —dijo él—. Como tenías prisa, solo traje una copia por ahora.
—No hay problema —respondió Briena.
—De los honorarios acordados por la firma, la mitad te será transferida en algún momento —informó el hombre—. Ya tenemos tus datos bancarios aquí.
Briena asintió y preguntó: