La atmósfera cayó en un silencio sepulcral. Irene yacía en el suelo, agarrándose la mejilla adolorida, sus ojos llenándose de lágrimas. Natalie permanecía inmóvil, su mirada gélida fija en Irene.
—Esa fue una bofetada impecable. Debe estarle doliendo la mandíbula. —le susurró Ryan a John.
—Tiene suerte de que solo fue una bofetada —respondió John en voz baja.
—Sí, he oído que la señorita Natalie una vez casi estranguló a alguien por insultar al señor Harper.
—Igual que él, ella es ferozmente protectora cuando alguien lo insulta —agregó John.
Mientras tanto…
—¿Irene? —Briena e Ivan se apresuraron a su lado, con Ivan ayudando a su hermana a sentarse mientras Amelia también se acercaba rápidamente.
—¿Estás bien? —preguntó Briena con tono preocupado.
—¿Cómo te atreves a golpear a mi hija? —Amelia miró fijamente a Natalie.
—¿Estás loca? —Ivan espetó, mirando a Natalie con furia. Adoraba a su hermana, y verla herida y humillada delante de todos le hervía la sangre.