John salió y allí se encontró con Ryan, quien corrió hacia él alegremente como si hubiera estado esperando a que John saliera para encontrarse con él.
—¡John! —exclamó Ryan, atrayéndolo hacia un abrazo y dándole palmadas en la espalda con entusiasmo, casi como si hubiera temido no volver a ver nunca más a su amigo.
—Ugh... —John se quejó de dolor en lugar de alegría—. ¿Puedes... alejarte de mí? —Su voz estaba tensa por el malestar.
Dándose cuenta de su error, Ryan lo soltó rápidamente, su expresión cambiando a una disculpa—. Lo siento, hombre. Estaba tan contento que olvidé que estás herido.
John era como una roca, que rara vez mostraba que estaba en algún tipo de dolor, pero si lo mostraba, eso significaba que verdaderamente estaba más allá de su límite de tolerancia.
—No es nada —dijo John, enderezándose rápidamente y componiéndose. Su expresión se volvió neutral, ocultando cualquier señal de dolor.
