La mañana siguiente, Natalie y Justin empezaron su día como de costumbre. Ambos prepararon el desayuno y lo disfrutaron juntos mientras discutían los próximos planes de Natalie relacionados con su empresa.
Como Justin había decidido darle tiempo, mantuvo bajas sus intenciones de perseguirla. Una vez que terminaron todo, Justin estaba listo para irse.
—Tengo que salir temprano hoy —informó Justin tomando su bolsa de la laptop después de ponerse los zapatos.
Natalie asintió, su mirada permaneciendo en él.
Vestido a la perfección, exudando un encanto sin esfuerzo, Justin era sin duda el hombre más guapo que ella había visto jamás.
—Saldré en unos treinta minutos —respondió ella—. Si puedes, pasa a visitar al Abuelo durante el almuerzo.
Justin asintió levemente pero arqueó una ceja, como si esperara algo. —¿Eso es todo?