—No sabía que John fuera tan hábil —murmuró Natalie.
—Solía ser un mercenario antes de empezar a trabajar para mí. Es mucho más peligroso de lo que puedas imaginar —agregó Justin.
Natalie se sorprendió al escuchar eso pero no preguntó más al entrar en la habitación del paciente.
—Sr. Ford, su familia está aquí —informó una enfermera.
El anciano abrió los ojos, y en el momento en que vio a Natalie, sus labios se curvaron en una leve sonrisa.
Al ver esto, Natalie se sintió tranquila de que su abuelo ya no estaba enojado con ella. Aunque estaba todo basado en una mentira, Justin la había salvado una vez más. Pero, ¿cuánto podría durar esta mentira? Una vez que Alberto estuviera mejor, se lo explicaría todo adecuadamente, esperando que comprendiera su situación y no se impactara demasiado.
—Abuelo —dijo ella suavemente, sosteniendo su mano—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien —respondió el anciano—. Lo siento por asustarte.
—Está bien, abuelo, mientras estés bien —respondió Natalie.