Dentro de la lujosa oficina de cierto presidente…
Un hombre alto y apuesto se sentaba detrás de su escritorio de trabajo junto a la amplia ventana, con el horizonte de la ciudad extendiéndose detrás de él. Llevaba un traje elegante y a medida, su cabello castaño claro meticulosamente peinado. Sus rasgos agudos permanecían ilegibles mientras observaba la pantalla frente a él, donde una mujer respondía con confianza a las preguntas de un enjambre de reporteros.
Sus ojos castaño claro estaban fijos en la pantalla, escudriñando cada palabra, cada expresión sutil que cruzaba el rostro de Natalie.
—Sr. Summers, todos están especulando que usted es el hombre misterioso de anoche —dijo con cautela su asistente, Shawn—. Lo están asociando con una mujer cuya reputación no es exactamente buena.